La semana pasada prometí que no mandaría ningún
pensamiento hasta después de Reyes.
Aun a riesgo de ser considerado inconsistente en
mis propósitos, no me resisto a enviarte una pequeña reflexión y un documento
adjunto.
Acaban de producirse las elecciones y se ha dado un
vuelco al panorama político español. Todos señalan a los políticos y a su mal
hacer como origen del mismo.
No seré yo quien lo niegue, pero es una verdad muy
a medias. Lo que las urnas han rechazado no ha sido tanto una gestión política
cuanto un modelo de sociedad, dentro del cual la empresa ocupa una posición
preponderante. Si recordamos los mensajes de la autollamada "izquierda" (término
estúpido que ya horrorizaba a Ortega), tanto de la ganadora como de la
perdedora, encontraremos que muchos de ellos (yo creo que los mayores
movilizadores del "voto del cambio") hacen referencia al empleo y a su calidad,
a la precariedad laboral, a la la retribución, al paro, a la consideración de la persona
como coste u objeto de usar y tirar, a abusos de poder... Y esto no depende de
los políticos, son cosas que suceden en las empresas y tienen que ser resueltas
desde ellas. Los políticos las han permitido e incluso inducido, es cierto, pero
es en las empresas donde se ponen en práctica.
Una gran parte de la responsabilidad de lo sucedido
en las urnas radica en las prácticas empresariales. Las urnas han puesto de
manifiesto un gran descontento respecto a los políticos, pero, antes de eso y
sobre todo, respecto a la realidad social que viven los votantes, de la que una
parte decisiva es lo que sucede en las empresas. Los resultados electorales son
una patada que los ciudadanos han dado a la realidad social y empresarial en el
culo de los políticos porque es el único lugar donde pueden pegar.
Y resulta escandaloso que, ya al día siguiente de
las elecciones, desde la CEOE estén dando consignas acerca de lo que tienen que
hacer los políticos, cuando ella y sus miembros son, parcialmente, es
cierto, los responsables directos del vuelco vivido en la política y los que más
radicalmente tienen que cambiar. Una CEOE que, entre otras cosas y con un empeño
digno de mejor causa, ha mantenido como presidente a un personaje como el señor
Díaz Ferrán y a los valores que ha personificado a lo largo de su
gestión.
Desde la perspectiva de la nueva realidad que se
acaba de abrir, te invito a que leas el capítulo 6 de mi libro La
creación de riqueza en la empresa española, páginas 93-106. No es mucho
esfuerzo y te dará que pensar. Te lo adjunto. En él encontrarás "in extenso" y
muy documentado lo que en este mensaje no hago sino esbozar. Como nota curiosa
te diré que, aunque el libro se publicó dentro de este año 2015, ese capítulo lo
escribí en la primavera de 2014, pronto hará dos años. Desde entonces he
trasladado estos mensajes a todo el que ha querido oírme, es decir a casi nadie.
Y luego pasa lo que pasa.
Feliz Navidad y provechosa lectura.
Javier Uriz