Pensamiento 30. Sobre consejeros y directivos, 6. Cuarto
mandamiento. Estructurarás un modelo de organización que conozca, reconozca
y canalice las mejores aspiraciones, cualidades y energías de las personas.
La afirmación
frecuente de que las personas son lo más importante de la empresa, aparte de un
lugar común políticamente correcto pero vacío de contenido, es una verdad. Pero
verdad a medias. Lo más importante son las personas, cierto a pesar de tópico
vacío, pero integradas en un modelo organizativo. Y éste cuenta mucho. Tiene
como misión coordinar las cualidades y energía de los empleados y canalizarlos hacia
los objetivos de la empresa.
Hay estructuras
organizativas capaces de sacar lo mejor de cada uno y de encauzarlo hacia los
objetivos de la empresa, mientras que otras mantienen ociosas las mejores
cualidades y energías, o incluso las vuelven en contra de sus objetivos. Las
primeras son capaces de lograr resultados importantes con personas “normales”,
mientras que las segundas, incluso disponiendo de empleados con cualidades
extraordinarias, nunca pasarán de la mediocridad.
En la literatura
sobre la dirección existe prácticamente unanimidad respecto a que las
organizaciones planas y basadas en equipos son más eficientes que las
verticales y jerarquizadas: aprovechan mejor, se asegura, la energía y
capacidades de las personas.
La realidad
práctica corrobora ese convencimiento, pero sólo parcialmente: los conceptos de
equipo y de organización plana (la moda es denominarla “lean”, que en inglés
tiene más credibilidad para quien carece de pensamiento propio) se han
devaluado porque muchas direcciones se quedan en lo puramente formal y dejan de
lado lo esencial.
Para que una
persona implique sus mejores capacidades y energías en el logro de los
objetivos de la empresa son necesarias cuatro condiciones:
1.
Que
las responsabilidades que se le encomiendan estén a la altura de sus
aspiraciones y de sus cualidades, sobre todo de las más especiales. Concretamente
a la altura:
a.
De
sus conocimientos.
b.
De
su capacidad:
i. Para decidir
ii. Para relacionarse/liderar
iii. Para innovar.
Cualidades todas ellas que
deben ser conocidas, medidas y gestionadas: séptimo mandamiento.
2.
Que
los desafíos y objetivos de la empresa sean tales que induzcan a la persona a
hacer de ellos sus propios desafíos.
3.
Que
la persona, para alcanzar las metas, disponga de márgenes de libertad subjetivamente
satisfactorios.
4.
Que
los comportamientos de la organización y de sus directivos le transmitan el
mensaje de que “es alguien” en ella y que contribuye activamente a su éxito:
mandamientos quinto, sexto y séptimo.
En estas cuatro
condiciones radica la esencia de la motivación humana. Conseguirlas es lo que
marca la excelencia de los directivos en este mandamiento. Si falla una, es muy
difícil que se produzca la canalización de los conocimientos, energía y
cualidades de los empleados hacia los objetivos de la empresa: aquellos
quedarán ociosos y el logro de éstos resultará más costoso, por mucho que se
hable de equipo y de “lean organization”.
En consecuencia,
las cuatro condiciones señaladas deberían ser los criterios principales a la
hora de diseñar la estructura organizativa de toda empresa. La excelencia de
los directivos consiste en hacerlo.
Voy a buscar los demás mandamientos. Muy intresante. Gracias.
ResponderEliminar