jueves, 25 de junio de 2015

Pensamiento 5.
Ya tenemos nuevos líderes.
Recibir más votos que el resto de candidatos suele producir en los elegidos la sensación de triunfo total, de haber sido tocados por una suerte de gracia divina que los convierte en seres especiales. Se creen que están por encima de los demás, que son buenos, poderosos, sabios, justos… las cualidades que, estudiábamos de pequeños, caracterizan a la divinidad.

La realidad es muy otra. Después de ser elegido, el torpe seguirá siendo torpe, solo que cometerá sus torpezas con mayor solemnidad y trascendencia. El hecho de obtener los votos no conlleva recibir la capacidad de ejercer el liderazgo con el nivel que necesita la sociedad. Se elige a los políticos no porque sean líderes, sino para que lo sean. La votación es un encargo y una esperanza de liderazgo, no una confirmación y menos una infusión del mismo. 

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