Pensamiento 5.
Ya tenemos nuevos líderes.
Recibir más votos que el resto de candidatos suele producir en los elegidos
la sensación de triunfo total, de haber sido tocados por una suerte de gracia
divina que los convierte en seres especiales. Se creen que están por encima de
los demás, que son buenos, poderosos, sabios, justos… las cualidades que,
estudiábamos de pequeños, caracterizan a la divinidad.
La realidad es muy otra. Después de ser elegido, el
torpe seguirá siendo torpe, solo que cometerá sus torpezas con mayor solemnidad
y trascendencia. El hecho de obtener los votos no conlleva recibir la capacidad
de ejercer el liderazgo con el nivel que necesita la sociedad. Se elige a los
políticos no porque sean líderes, sino para que lo sean. La votación es un
encargo y una esperanza de liderazgo, no una confirmación y menos una infusión
del mismo.
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