Pensamiento 33. Sobre consejeros y directivos, 9. Sexto
mandamiento. La comunicación -información, escucha, relación- será tu
principal herramienta de trabajo como directivo.
Si el ámbito de
trabajo específico del directivo es el social, es lógico que su principal
herramienta sea la comunicación. En ella cabe distinguir cuatro niveles:
1.
Transmitir
la información necesaria para la correcta realización del trabajo y controlar
que ha sido recibida y comprendida. Se sitúa en el ámbito de lo laboral. Es
imprescindible para trabajar, pero está lejos de la excelencia.
2.
Transmitir
una información más amplia acerca de la empresa, su contexto y circunstancias,
sus resultados, proyectos, problemas, clientes, competencia, producto… Permite
que el empleado sitúe a la empresa -y a él mismo- en el mundo y dé sentido a su
trabajo. La escucha a los empleados se hace de forma masiva, por ejemplo a
través de las encuestas de clima laboral. Este nivel se sitúa en el ámbito de
lo intelectual. Supone un avance sobre el nivel anterior, pero no alcanza la
excelencia.
3.
Escuchar
de manera personalizada a los empleados, saber qué piensan, qué les inquieta y
qué les da seguridad, cuáles son sus problemas, qué mejoras o innovaciones
harían en el trabajo… Suele hacerse a través de los jefes, por pequeños grupos
o de forma individual. Da lugar al diálogo e induce a los colaboradores a
aceptar como propios de los objetivos de la empresa. Se sitúa en el ámbito de
lo relacional. Es un buen nivel de comunicación, incluso excelente cuando los
directivos son de un nivel intermedio.
4.
Establecer
con los colaboradores una relación de confianza más allá de las palabras. Se
crea a base de transparencia, sinceridad, apertura personal, reconocimiento de
errores propios y de aciertos ajenos, coherencia, cumplimiento de la palabra y
las promesas… Es la base de la credibilidad. Se sitúa en el ámbito de lo
emocional y de la relación interpersonal profunda. Es el nivel de excelencia en la comunicación.
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