Pensamiento 34. Sobre consejeros y directivos, 10. Séptimo
mandamiento. Aprovecharás y desarrollarás el capital humano que poseen tus
colaboradores: es el más valioso.
En la literatura
sobre la dirección y en las declaraciones oficiales existe una práctica
unanimidad: en el actual contexto empresarial, el capital humano es más
crítico, más difícil de conseguir y más caro que el capital financiero.
La realidad
observable pone de manifiesto que, con enorme frecuencia, esa pretendida
convicción universal no es tal.
-
En
primer lugar porque, cuando llegan los momentos difíciles, los primeros ahorros
se producen a costa de los recursos humanos, dándose prioridad a todo lo
relacionado con los financieros.
-
En
segundo lugar porque la utilización que se hace del capital humano es altamente
ineficiente: se confía a los empleados responsabilidades muy por debajo de
aquello para lo que están capacitados, ignorando (en el doble sentido del
término: desconocer y despreciar) el talento existente: de media las empresas
no utilizan más que el 60 % de su “capacidad humana disponible”. Lo cual
condena a los empleados a aportar menos de lo que son capaces y a estar mal
pagados. Es una devaluación de la persona y de su trabajo.
Semejante
ineficiencia y despilfarro humano son debidos, al menos en parte, a que los
directivos desconocen cuál es su capital humano realmente clave.
Sin embargo, es
relativamente sencillo conocerlo: lo conforman aquellas cualidades y
capacidades que resuelven las necesidades más críticas de la empresa, es decir,
su supervivencia, su desarrollo, su “ser alguien” en el mundo, su capacidad de
crear riqueza. Son cinco y me limito a enumerarlas. Las describo con detalle en
La creación de riqueza en la empresa
española y tal vez vuelva sobre ellas en próximos pensamientos, si los
lectores manifiestan interés. Son las siguientes:
-
El
compromiso.
-
Los
conocimientos y el sentido del trabajo.
-
La
relación con los demás.
-
La
toma de decisiones.
-
La
innovación y la generación de nuevos conocimientos.
Éstas son las
cualidades y capacidades de las personas de las que depende el futuro de la
empresa. Es excelente el directivo que conoce, mide y desarrolla como algo
prioritario el capital que le brindan sus empleados en estas cinco áreas.
Nota: reducir la gestión de estas cinco capacidades que constituyen la
esencia del capital humano a la formación clásica es garantizarse la
permanencia en la mediocridad. La formación es útil para la adquisición de
conocimientos y habilidades técnicas, pero ineficiente para el desarrollo de cuatro
de las cinco capacidades clave para el futuro de la empresa: la primera, la
tercera, la cuarta y la quinta.
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