jueves, 10 de diciembre de 2015

Pensamiento 34. Sobre consejeros y directivos, 10. Séptimo mandamiento. Aprovecharás y desarrollarás el capital humano que poseen tus colaboradores: es el más valioso.
En la literatura sobre la dirección y en las declaraciones oficiales existe una práctica unanimidad: en el actual contexto empresarial, el capital humano es más crítico, más difícil de conseguir y más caro que el capital financiero.
La realidad observable pone de manifiesto que, con enorme frecuencia, esa pretendida convicción universal no es tal.
-      En primer lugar porque, cuando llegan los momentos difíciles, los primeros ahorros se producen a costa de los recursos humanos, dándose prioridad a todo lo relacionado con los financieros.
-      En segundo lugar porque la utilización que se hace del capital humano es altamente ineficiente: se confía a los empleados responsabilidades muy por debajo de aquello para lo que están capacitados, ignorando (en el doble sentido del término: desconocer y despreciar) el talento existente: de media las empresas no utilizan más que el 60 % de su “capacidad humana disponible”. Lo cual condena a los empleados a aportar menos de lo que son capaces y a estar mal pagados. Es una devaluación de la persona y de su trabajo.
Semejante ineficiencia y despilfarro humano son debidos, al menos en parte, a que los directivos desconocen cuál es su capital humano realmente clave.
Sin embargo, es relativamente sencillo conocerlo: lo conforman aquellas cualidades y capacidades que resuelven las necesidades más críticas de la empresa, es decir, su supervivencia, su desarrollo, su “ser alguien” en el mundo, su capacidad de crear riqueza. Son cinco y me limito a enumerarlas. Las describo con detalle en La creación de riqueza en la empresa española y tal vez vuelva sobre ellas en próximos pensamientos, si los lectores manifiestan interés. Son las siguientes:
-      El compromiso.
-      Los conocimientos y el sentido del trabajo.
-      La relación con los demás.
-      La toma de decisiones.
-      La innovación y la generación de nuevos conocimientos.
Éstas son las cualidades y capacidades de las personas de las que depende el futuro de la empresa. Es excelente el directivo que conoce, mide y desarrolla como algo prioritario el capital que le brindan sus empleados en estas cinco áreas.

Nota: reducir la gestión de estas cinco capacidades que constituyen la esencia del capital humano a la formación clásica es garantizarse la permanencia en la mediocridad. La formación es útil para la adquisición de conocimientos y habilidades técnicas, pero ineficiente para el desarrollo de cuatro de las cinco capacidades clave para el futuro de la empresa: la primera, la tercera, la cuarta y la quinta.

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