sábado, 4 de junio de 2016

Pensamiento 55. A propósito de un excelente estudio sobre la productividad, 2. Las sombras.
Más que de sombras, cabría hablar de una verdadera “cara oculta” de la realidad, que el brillante informe del señor Atkinson ignora. Me refiero a su ceguera a propósito del “factor humano”. Ceguera que no es privativa del autor: los economistas en general -y no sólo ellos- dan pruebas de una verdadera hemiplejia mental a la hora de entender la economía: ignoran con ahínco que ésta es una realidad humana en la que el hombre es más importante que el dinero, o que las tecnologías, o que los “negocios”.
1.   De entrada, resulta extraño que un brillante analista como el señor Atkinson (pero cuidado, no sólo él), a la hora de explicar las causas de la productividad, ignore al “capital humano”, hoy el más importante -y el más caro-, y se centre obsesivamente en las TIC. A este respecto, dos “pequeños detalles” de validez universal expuestos con cifras españolas:
a.   En España, formar al capital humano -en el sentido en que lo entiende el señor Atkinson, ver  punto 2 más abajo- hoy disponible para trabajar (cerca de 23 millones de personas) ha costado a nuestro sistema de educación, a lo largo de los años de su escolarización (coste acumulado), más de 2’4 billones de euros, muy por encima del doble de nuestro PIB. Una bagatela.
b.   A pagar a los que trabajan (18 millones según la última EPA), se dedican cada año unos 440.000 millones de euros. Otra bagatela.
Extraña que algo de tal relevancia económica apenas se tenga en cuenta cuando se piensa en la productividad.
2.   El señor Atkinson asume que el “capital humano” es el “nivel de educación de la población”, y su medida, “los años de escolarización”, con el único argumento de que “así lo entienden los economistas”. Algo de tanto peso y tal coste bien merece una mayor finura y profundidad en el análisis.

3.   El autor observa acertadamente que las regulaciones proteccionistas llevan a las organizaciones o colectivos protegidos a olvidarse de la productividad. En cambio, los que se enfrentan a la  libre competencia  espabilan y son más productivos. Pero no se pregunta cómo ni por qué sucede tal cosa. Y aquí es donde interviene el capital humano que él ignora. Le dedicaré los dos próximos Pensamientos.

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