lunes, 13 de junio de 2016

Pensamiento 57. A propósito de un excelente estudio sobre la productividad, 4. Algo más de luz sobre la cara oculta.

En este Pensamiento trataré de responder a dos (tres) preguntas que sin duda te has planteado al leer el anterior.
-      Primera pregunta: ¿De qué depende que las personas se sitúen en uno u otro nivel en los cinco puntos (compromiso, enfoque del trabajo…) que son la esencia del capital humano?
Respuesta: En este punto funciona de manera radical el principio de Pareto: en un porcentaje muy pequeño el nivel puede depender de las actitudes de los empleados, pero la causa principal radica en lo que hagan los directivos en cuatro puntos bien precisos: el proyecto de empresa, el modelo organizativo, su propio liderazgo, y el sistema de comunicación. Como sin duda recuerdas, los expliqué en los Mandamientos 3º, 4º, 5º y 6º. Si los directivos actúan de acuerdo con ellos -y sólo entonces-, los empleados trabajarán en el nivel más alto del que son capaces en los cinco ámbitos señalados en el Pensamiento precedente.
o   Cuestión diferente es si esos empleados son capaces de trabajar en el nivel requerido para llevar la productividad hasta la altura deseada o necesaria. Comportándose de acuerdo con los Mandamientos, los directivos pueden lograr que los empleados trabajen en el rango superior de sus capacidades, pero no pueden aumentarlas significativamente.
o   Siendo eso cierto, a día de hoy y en España, el comportamiento de los directivos en los cuatro puntos señalados son el factor más decisivo para la productividad, muy por encima del incremento de la formación. Como señala el informe del señor Atkinson, en torno a un 27 % de la población española (otros estudios indican que más del 40 %) está sobrecapacitada  para su trabajo y sólo un 3 % infracapacitada. Eso muestra que la clave de nuestra productividad pasa, más que por aumentar las capacidades, por aprovechar las ya existentes. Y ése es el trabajo de los directivos.
o   Y como es costumbre en nuestro país, el pensamiento oficial desvía el foco de lo principal, el comportamiento de los directivos, para ponerlo en la formación. ¿La razón? Cambiar el comportamiento directivo es muy exigente personalmente, mientras que la formación sólo requiere dinero, que además puede ser público.
-      Segunda pregunta: ¿Y de qué depende el comportamiento de los directivos? ¿Es necesaria la presión de la competencia y ver a la empresa en peligro para que aprovechen la capacidad humana que tienen a su disposición?
Respuesta: muchas veces sí, pero no siempre ni por azar. Si los directivos actúan correctamente es o por iniciativa propia, o por presión interna de la empresa, o por presión externa.
o   La iniciativa propia se produce cuando los directivos promueven la mejora de la productividad desde su propio deseo de logro y de superación, antes de que el entorno lo exija. Es decir, cuando son virtuosos en el ámbito de los pecados (en realidad virtudes) 3º, 4º, 5º y 7º. Entonces la productividad de la empresa aumenta sin necesidad de presiones internas ni de amenazas externas.
o   La presión interna puede provenir de los empleados y de los accionistas, pero lo más frecuente es que sean éstos últimos los que la ejerzan, como he explicado en los Pensamientos 24, 27, y 51. Una alta exigencia a los directivos es la mejor aportación de valor a la empresa que pueden hacer los accionistas: es más valiosa que el dinero que le suministran. Cuando el capital es suficientemente exigente y exige de forma inteligente, la productividad de la empresa aumenta sin necesidad de amenazas externas.
o   La presión externa es la de la competencia y la consiguiente amenaza de abandono por parte de los clientes. Fuerza a las empresas a ser productivas cuando ni el deseo de logro de los directivos ni la presión del capital son suficientes.
De lo cual se deduce la gran importancia de los accionistas para que las empresas aumenten su productividad. Es algo que no contempla el informe del señor Atkinson y que suele ignorar la “intelligentzia” empresarial, que sólo se fija en el dinero. Los accionistas y consejos de administración, con gran frecuencia, exigen por debajo de lo que debieran, lo hacen de manera inadecuada, y son complacientes con la mediocridad de sus directivos. Ello es debido en buena parte a que carecen de la información, del conocimiento y de las herramientas apropiadas para ejercer la exigencia que les corresponde, que, no lo olvidemos, es su principal responsabilidad.

Pregunta /colofón: ¿Tan difícil es entender este Pensamiento y el anterior? ¿El problema no será, más que de comprensión, de rechazo provocado por los pecados capitales 1º, 4º, 5º y 7º?

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