Pensamiento 58 y penúltimo. Crónica de un fracaso, primera
parte.
Vivimos una época
de cambios profundos. Son evidentes en la sociedad y en la política, y no
pueden no producirse en la empresa. La sociedad se ha embarcado en un ritmo de
bienestar tal y tan “irrenunciable” que, para mantenerlo, necesita una cantidad
de riqueza muy superior a la que nuestras máquinas de crearla, las empresas, hoy,
son capaces de producir. La alternativa es seguir revolcándonos en el fango de
los recortes y en las miserias del denominador.
Para ser más
creadoras de riqueza, es imperativo que las empresas cambien no sólo sus
comportamientos, sino también -y sobre todo- sus cimientos conceptuales: los
actuales corresponden a tiempos y contextos que no tienen nada que ver con los
actuales, son intelectualmente inconsistentes, y se basan en la repetición
acrítica de argumentos tan sólidos como: “porque lo dice todo el mundo”.
Tras cuatro décadas
trabajando en la transformación de muchas organizaciones y después de haber
escrito tres libros, a lo largo de los tres últimos años he dedicado bastante más
de dos mil horas a reflexionar sobre lo aprendido acerca de los cambios
necesarios para que las empresas lleguen a ser las creadoras de riqueza que necesita
la sociedad y a sistematizarlo. Mi pretensión al hacerlo no ha sido quedarme en
el ámbito de lo puramente conceptual, sino contribuir a la transformación de la
realidad social. El “producto” visible ha sido triple: a) mi cuarto libro, La
creación de riqueza en la empresa española, b) estos Pensamientos
más
allá del rebaño, y c) varias reflexiones y sugerencias de actuación hechas a profesores y altos cargos de
universidades, a políticos, a consejeros, a dirigentes de organizaciones
profesionales, a sindicalistas, a consultores, a prohombres de la cultura y el
periodismo… incluso a un obispo. Dada su responsabilidad, pensaba yo, todos
ellos deberían ser sensibles a ellas.
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En
cuanto al libro, son muchos los lectores que han manifestado un entusiasmo
desbordante: “del máximo nivel intelectual”, “valiente”, “rompedor”,
“necesario”, “verdadero cambio de paradigma”. No pocos de ellos lo han aplicado
con indiscutible éxito en sus entornos. Pero el libro no es ni será un “best
seller”, el número de lectores es limitado.
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En
cuanto a los Pensamientos, no tengo muchos datos, pero intuyo que, para la
inmensa mayoría de lectores, mis ideas y yo no pasamos de ser algo pintoresco
que les llega sin haberlo pedido, que según ellos se sitúa en un mundo diferente
del real en que habitan, y cuyo interés no va más allá de una muy relativa
curiosidad intelectual. Hay, es cierto, excepciones que manifiestan un interés
positivo, pero son excepciones.
-
En
cuanto a los universitarios, consejeros, políticos, etc. a los que he presentado
propuestas específicas de actuación, casi todos ellos -con la excepción del
obispo y de los sindicalistas, que viven en sendos universos paralelos, y de
los profesionales de la comunicación, que (¿paradoja o hábito?) ni siquiera
hicieron acuse de recibo- las han considerado “muy innovadoras”, “de gran
calado”, y “necesarias”. Pero nadie ha tenido interés por ir más lejos, pasar a
la acción y ponerlas en práctica. Y lo que es peor, no he recibido ni un solo
argumento razonado en contra, ni una protesta seria ante las verdades incómodas
y las propuestas heterodoxas que planteo, ni una condena por las evidentes
herejías que defiendo: en otros tiempos por lo menos se quemaba a los herejes.
Sólo el silencio, la ignorancia y en algunos casos un discreto y educado
desprecio.
Espero con toda mi
alma que tu balance de estos tres últimos años haya sido más positivo que el
mío.
En el próximo
Pensamiento sigo y concluyo.
Hola javier ✌ ¿Donde puede conseguir tus libros? Por favor y gracias.
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