Pensamiento 11. A propósito del talento, 3
Hay otros dos
puntos en los que el espejo de Masterchef devuelve una imagen penosa de
nuestros directivos.
1.
Por
una parte hacen planes, a veces caros y sofisticados, de “atracción y
desarrollo del talento”, y por otra ignoran (de nuevo en el doble sentido de la
palabra: desconocer y despreciar) el talento que ya existe en la empresa: lo
condenan a permanecer oculto, como habría permanecido el de los triunfadores y
participantes en Masterchef de no haber sido rescatado por este programa.
2.
Confían
a las personas unos niveles de responsabilidad muy por debajo de sus
capacidades, con lo cual las están condenando a no poder aportar todo el valor
de que son capaces y por lo tanto a estar escasamente retribuidas.
3.
Como
consecuencia tenemos que, de media, el valor que aporta cada persona en el
trabajo está en torno al 60 % de lo que es capaz de aportar. Y en torno al 65 %
del salario que percibía antes de los traumáticos ajustes vía denominador a lo
largo de la crisis.
Son los consejeros
y directivos de nuestras empresas, con sus políticas de RRHH, los que a) han
conducido a la situación en la que el trabajo vale menos que el salario que se
paga por él, b) se ignora el talento existente, y c) se condena a las personas
a aportar poco y a estar mal pagadas. Y son ellos mismos los que aplican como
“solución” el despido de los empleados que ellos han convertido en “caros”:
recuérdese el pensamiento anterior.
Conclusión: también
en el mundo de la empresa algo está fallando estrepitosamente respecto al
talento.
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