Pensamiento 12. A propósito del talento, 4
Se dedica mucho
dinero y esperanza a la “formación para el empleo” utilizando de manera
torticera e interesada el famoso pensamiento “si la formación te parece cara,
prueba con la ignorancia”.
La formación es
necesaria, muy necesaria. Crea futuro, “enseña a pescar”, y potencia la
libertad de las personas. Pero con frecuencia las cosas no son como nos las
venden.
En concreto
respecto a la “formación para el empleo”, hay razones para pensar que el
entramado montado en torno a ella se mantiene principalmente por los muchos
intereses creados a su alrededor y por la capacidad de influencia de los
instalados en él. Aunque hay excepciones, mayoritariamente:
-
Apenas
es útil para los alumnos.
-
Su
eficacia como elemento dinamizador de la sociedad y del empleo es mínima: véase
el tozudo nivel de paro y la calidad de los empleos que se crean.
-
De
su eficiencia, mejor no hablar: en mi libro La creación de riqueza en la empresa
española (página 304, penúltimo párrafo y nota correspondiente) calculo
que a los profesores, a cuyo pago debiera destinarse principalmente ese dinero,
“les llega entre un tercio y la mitad del dinero que la Administración ha detraído
previamente de las empresas para ese fin. El resto se queda por el camino.”
-
Y
de las oportunidades de fraudes que genera, preguntémosles a los jueces.
Conclusión: es un
sumidero de dinero más que una inversión. Pero se mantiene. Y se cambia el
mínimo imprescindible para que todo siga igual. Y para que los instalados se
mantengan en sus privilegios. Alguien está comerciando escandalosamente con el
talento y la necesidad de desarrollarlo.
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